De niña idealista a emprendedora
Por Lizette Weber
LinkedIn: Lizette Weber
www.ludielpirata.com
Es realmente un honor poder compartir directamente con ustedes algunos conocimientos, anécdotas, experiencias vividas en lo que ha sido para mí la más retadora aventura de emprendimiento: la creación de la marca y del mundo de Ludi el pirata®.
Soy mujer, mamá, mexicana, profesionista, esposa, ama de casa y de manera natural, y empírica compositora de música, guitarrista y creativa. Pero sobre todo, me considero una idealista; porque desde que era una niña veía a niños sin hogar que pedían dinero en la Ciudad de México y se me estremecía el corazón, quería, pedía, pero era imposible llevarlos a vivir a mi casa; me parecía completamente injusto que esos niños tan pequeños como yo; no tuvieran un hogar, oportunidad de educación y de una vida más digna que lo que ofrecen los semáforos, el tráfico y la incertidumbre del clima que pudiera cobijarlos.
Es así, como siendo una niña de aproximadamente 6 años comencé a componer canciones; muchas de ellas dedicadas a los niños, a la paz y a la tolerancia. No fue hasta que cumplí 15 años que tuve la gran oportunidad de que mis papas me regalaran mi primera guitarra; me compraba libros de métodos fáciles en puestos de periódicos y me encerraba horas en mi cuarto intentando aprender; después tuve la oportunidad de tener a un maestro particular que me enseñaba una vez por semana.
Era tanta mi pasión, que me tomaba horas para practicar y eso implicaba disciplina, tenacidad, placer y algo de dolor; porque como todo proceso, el aprender a tocar un instrumento también tiene sus desafíos. Por meses sangraban las yemas de mis dedos de la mano izquierda hasta que me salieron los deseados cayos que curtían mi piel y lograban que el tocar la guitarra fuera más divertido.
Durante la primaria, secundaria y preparatoria jugaba a hacer canciones y me atrevía en la escuela a proponer a mis maestros temas para ocasiones o celebraciones especiales y en muchas ocasiones me escucharon y me dieron la posibilidad de grabar e incluso de subir al escenario y compartir mis canciones.
Encontré en la música y en la guitarra, un acompañante eterno, un amigo, un confidente, un apoyo para expresar cualquier emoción o sentimiento; desde entusiasmo, hasta miedo; desde alegría pura, hasta profunda tristeza.
Es así como descubrí a corta edad las grandes bondades que tiene la música; bondades y recursos que hoy como adulta sigo necesitando y utilizando para lograr un equilibrio y una sensación de paz.
Mientras estudiaba la licenciatura de Ciencias de la Comunicación; tuve la fortuna de encontrar un trabajo de medio tiempo en un gran corporativo y aprendí lo que significa trabajar, perseverar, aplicar procesos que ayudarían a mi mente creativa y por lo tanto, un poco dispersa a encontrar también pasión por el orden, por el trabajo en equipo, por el seguimiento y, sobre todo por alcanzar resultados.
En ese corporativo participé en un concurso de un Jingle motivacional con una canción que hablara e inspirara a los empleados y fue tanto el ímpetu que puse en esos 3 días que resulté ganadora; lo que me abrió las puertas y la confianza de mis jefes de pedirme y permitirme componer y producir canciones para otras marcas dentro y fuera de la compañía, como un negocio aparte sin descuidar mis obligaciones como empleada en el área de mercadotecnia y publicidad.
En la próxima columna seguiré relatando la historia del antes, durante y después de una creación de la índole de Ludi el pirata.
Los dejo con esta frase que me encanta: “Recuerda tu meta, pero sobre todo, recuerda por qué comenzaste” – Simon Sinek
Iniciar sesión
Crear Nueva Cuenta